El mapa político ha cambiado en Colombia. No tanto como muchos esperaban, pero más que lo que los sectores más conservadores y la política tradicional calculaban. Se pueden hacer, al menos, una veintena de conclusiones, pero mencionaré las principales cinco lecciones que nos deja la primera vuelta presidencial en Colombia.
1. El proceso de paz funcionó. En el año 2006 cerca de 250 municipios fueron afectados por temas de violencia política. El pasado 27 de mayo de 2018, ni un solo municipio registró hechos de violencia. Si bien esto parece algo normal en cualquier país del mundo, para el caso colombiano es un verdadero hito. En Colombia era normal trasladar mesas y puestos de votación por amenaza de la entonces guerrilla de las FARC. Miles de colombianos se quedaban sin votar. Esta vez fue al contrario. La paz permitió que muchos de ellos votaran. Fueron las elecciones más pacificas en 30 años.
2. Votaron más de 19.4 millones de personas, es decir, el 54% del censo electoral, cinco puntos más que el 11 de marzo de 2018, cuando se eligió el Congreso de la República y cerca de 10 puntos más que en las elecciones de 2014. Hubo ciudades y zonas del país, como Bogotá, donde la participación electoral superó el 60%. Todo ello fue producto de la polarización y diversidad de opciones que había en el tarjetón electoral y del proceso de paz.
3. Perdieron las maquinarias y la clase política tradicional. Fue impresionante ver cómo miles de colombianos en las zonas donde dominan los caciques electorales salieron a votar libremente. Se confirma así la tendencia del 11 de marzo pasado, donde mucha población salió a votar en contra de la corrupción y la clase política tradicional. Más allá de las diferencias políticas e ideológicas, la votación del centrista Sergio Fajardo, que quedó tercero en las preferencias electorales, y la del izquierdista Gustavo Petro, segundo en las votaciones, suman cerca del 45% de los votos. Dos campañas sin dinero, sin maquinarias ni apoyos políticos tradicionales ni corruptos lograron una votación increíble. El país comienza a cambiar.
4. La derecha de Iván Duque logró el 39% de los votos, la izquierda de Petro el 25% de los votos y el centro de Fajardo el 24% de los votos. El país decidió irse a segunda vuelta entre los dos extremos del espectro político. Dos modelos de sociedad bastante diferentes.
Luego de 54 años guerra, Colombia está viviendo una transición. En estas décadas el país normalizó la violencia. Producto del proceso de paz el mapa político colombiano cambió. Era impensable hasta hace un año siquiera imaginar que la izquierda podría estar en segunda vuelta, pero el cambio comenzó a darse. Pero
así como lo anterior es cierto, también se debe decir que al estar la derecha fuerte y la izquierda en la disputa, la transición en Colombia no será tranquila. Iván Duque tiene las mayores opciones de ganar el próximo 17 de junio y ha dicho que modificará –destruirá- las bases fundamentales del acuerdo de paz.
5. Sea cual sea el resultado de la segunda vuelta presidencial, lo cierto es que habrá una oposición y control político importante. Si gana Duque, el jefe de la oposición será Gustavo Petro, quien podría liderar la bancada de izquierda y centroizquierda más grande en la historia de Colombia, poco más de una veintena de senadores. A su vez, Duque, de perder, lo cual es una posibilidad remota, tendrá una bancada de cerca de 40 senadores que se alinearán en su espectro ideológico.
El 17 de junio se celebrará la segunda vuelta presidencial entre derecha e izquierda. Se debatirán los colombianos, utilizando una metáfora, en una carrera de 100 metros, Iván Duque arranca cinco metros delante de Gustavo Petro. Y más que las ideas, lo que veremos, es una guerra de los miedos, el miedo al regreso de Uribe, encarnado en Duque, y el miedo a Petro.