Mientras que a diario a Casanare llegan migrantes venezolanos huyendo de la crisis económica y social de ese país, varios casanareños están realizando migración hacía Panamá, en busca de un mejor futuro, según ellos, debido a las pocas oportunidades laborales que hay en el departamento, fruto de la crisis económica por la que viene atravesando desde el año anterior el departamento, la cual ha sido confirmada por el Banco de la República, en sus informes trimestrales sobre la economía regional.
El gremio más golpeado por la crisis económica en Casanare, es el de la construcción, el cual, durante los últimos meses viene soportando una dura caída, ello debido a la baja inversión tanto pública como privada; es que hay que recordar que en Yopal, no se ha iniciado ningún proyecto de vivienda, ni por la gobernación, ni por la alcaldía, y ya van dos años y medio de gobierno; a pesar, de que la gobernación tenía a corte del 31 de diciembre pasado más de quinientos mil millones de pesos en los bancos.
Es por ende, que un gran número de casanareños han decido migrar hacia Panamá, en búsqueda de lo que aquí no tienen, empleo, y es que la mano de obra casanareña es muy apetecida en dicho país, al punto, de que tanto empresarios panameños, y colombianos residenciados allá, viene a buscar esa mano de obra en los barrios de Yopal, en dónde les ofrecen desde ayudarles a conseguir los documentos necesarios para ingresar legalmente al país con visas de turismo, como también, a conseguir la herramienta de trabajo una vez estén instalados en Panamá, y también les prestan algo de dinero para que les dejen a las familias mientras empiezan a trabajar y les giran desde allá.
El negocio funciona así: una vez en Panamá, les consiguen alojamiento, utensilios de cocina, los cuales deben pagar con los primeros jornales recibidos, el trabajo consiste construir unidades sanitarias, por la cuales les pagan entre 500 y 700 dólares cada una; deben permanecer los tres meses que les dura la visa, por lo que deben regresar a Colombia, descansar y regresar nuevamente a Panamá, esta vez por 6 meses.
Durante la estadía en Panamá, deben dedicarse al trabajo y en horas libres ser invisibles para las autoridades panameñas ya que la visa no es de trabajo; para que el dinero les alcance ellos mismos deben cocinar y lavar, puesto que en ese país el costo de vida es muy alto; cada vez que reciben pago, le giran a sus familias en Casanare, para que paguen deudas, y para que tengan lo necesario.
Tuvimos la oportunidad de hablar con uno de esos casanareños que estuvieron allá, y que están de “vacaciones”, “Chucho” dice que todo ha sido muy raro y rápido, ya que jamás había montado en avión, nunca había salido de Colombia, que ese país (Panamá) es muy bonito pero muy caro, tomé la decisión de irme porque aquí llevaba varios meses sin trabajo, tengo una familia que mantener, el trabajo de la construcción está muy difícil aquí; desde que estoy trabajando allá hemos salido de deudas, ya estamos arreglando nuestra casita, ahora con el otro viaje, vamos a tener para pasar una buena navidad; por eso estoy disfrutando estos días con mi familia, para emprender el viaje a finales de mes.
Como “Chucho”, son cerca de 90 casanareños que están trabajando en Panamá, esa cifra va a aumentar en pocos días, ya que un gran número de trabajadores está tramitando sus documentos para migrar hacia Panamá, en búsqueda de lo que en Casanare no se les da, oportunidades de trabajo, y eso, que en el plan de desarrollo departamental se tenía contemplado un “plan de choque” para reactivar la economía y por ende generar empleo, esas son las contradicciones de la vida, tanto venezolanos como casanareños, migran de sus países en búsqueda de oportunidades, lo irónico es que los venezolanos llegan aquí creyendo que las hay, y los casanareños salen por que evidencian que aquí nos las hay.