Entendiendo que el diálogo no es un fin como tal pero sí es el medio o camino, diversos miembros de organizaciones sociales, del sector privado empresarial y del gobierno departamental y municipales de Casanare, iniciaron su participación en el diálogo territorial minero energético En Casanare Todos Cabemos, el cual ha permitido que se empiece a construir una agenda de intereses comunes y, especialmente, conceptos de gobernanza y confianza.
Los encuentros correspondientes a este año tuvieron lugar entre junio y noviembre, los cuales arrojan como resultado la necesidad de consolidar inicialmente un proyecto concreto que permita el objetivo de formar el capital social o humano, el cual es fundamental para abordar las demás temáticas con sus complejidades.
Esta es una iniciativa conjunta del Ministerio de Minas y Energía, la Fundación Paz & Reconciliación –Pares-, y la Red Nacional de Programas de Desarrollo y Paz –Redprodepaz-, en la búsqueda de nuevas y mejores formas de relacionamiento entre las partes involucradas en el desarrollo regional, en este caso sobre el eje de la actividad minero energética.
Los actores allí reunidos empezaron el diálogo esta vez al derecho, es decir con la identificación y respeto por las diferencias del interlocutor, pero también las coincidencias que permitan avanzar hacia un mejor entorno y desarrollo para todos.
Para el coordinador de este proceso en Casanare, Enrique Galán, el diálogo es realmente eso cuando personas que no piensan igual aprenden a compartir espacios, solo así surgen cosas nuevas e interesantes, solo así se producen cambios; de otra manera, en el encuentro de solo individuos homogéneos no pasa mayor cosa a lo ya repetido.
El encuentro también fue un espacio propicio para suscribir un acuerdo de voluntades entre los múltiples actores. El documento reafirmó el compromiso de contribuir, a partir del diálogo, a la puesta en marcha de una agenda de desarrollo construida y validada colectivamente.
Posterior a ello, se pudo dar paso a la identificación de las múltiples necesidades a corto, mediano y largo plazo para la región, tendiente a un desarrollo sostenible en el que todos cabemos y abarca contenidos como la diversificación productiva, el medio ambiente, y el mismo sector minero-energético.
Y aunque se identificó que en Casanare, al igual que otras regiones, se tienen problemas de carácter institucional y político, económicos, ambientales y sociales, se decidió que la prioridad a atender es la del desarrollo de capital social, con énfasis en la reconstrucción de principios y valores (códigos de ética) que permitan el acercamiento de individuos o de organizaciones para generar acción colectiva de organizaciones y redes.
Se ha planteado que, para el año que viene, se adelante un trabajo serio y profundo en este sentido para, de esta manera, facilitar el abordaje de los diálogos pendientes, en donde debe primar la inclusión y multiplicidad de voces de los actores sociales, institucionales y empresariales.