Ha pasado un año desde que el motor principal de este medio de comunicación se fue a vivir al cielo, al lado de Dios. 365 días después, él nos sigue dando la fortaleza y sabiduría para que www.suversion.com.co siga siendo ese sueño por el cuál luchó tantos años y que tal vez usted que está leyendo esto, supo el esfuerzo que hacía para sostenerlo. Un administrador público especialista en formulación de proyectos apasionado por los medios de comunicación, en especial, el periodismo investigativo, que sin pelos en la lengua denunciaba un tema político, un contrato y hasta un funcionario público; duraba días y hasta meses haciendo seguimiento a dicho tema para hacer la denuncia – con argumentos- y de esta manera los habitantes del departamento “ingobernado”, perdón, Casanare, se dieran cuenta de la corrupción que atravesaba.
Si usted escuchaba el noticiero que hacía a diario, debe recordar perfectamente las veces que nos mandaba a cuidarnos de ese virus silencioso pero asesino llamado Covid-19, y qué me dicen de las veces que criticó la falta de un horno crematorio en el municipio, los “vainasos” que echaba porque fue una odisea la llegada de las vacunas a Colombia, el trato inoportuno a los biológicos cuando llegaron al departamento y de ahí la insistencia en irnos a vacunar, ¿recuerdan que el esquema inició con los mayores de 50 años y así sucesivamente iba disminuyendo la edad? Javier murió en la semana que se inició a aplicar la vacuna en su rango de edad.
El hombre de la personalidad arrolladora, el papá, el hijo, el hermano, el abuelo (gomelo), el esposo y el mejor amigo duró 33 días enfrentando esta fuerte enfermedad y ese lunes festivo 14 de junio de 2021 a la 1:20pm, su corazón dejó de latir para siempre. Nunca olvidaré aquella llamada cuando el médico me dijo “Doña Sandra es para decirle que su papá acaba de fallecer”, desde ahí mi actuar era por inercia y al escuchar los gritos de mi mamá y mis hermanos, fue cuando empecé a entender que nunca más volvería a abrazar al que fue, es y será el amor de mi vida hasta el fin de mis días; esa frase quedó gravada para siempre en mi memoria y estoy segura que el corazón de mi mamá y mis hermanos también dejó de latir por unos segundos.
Ha sido difícil acostumbrarnos o asimilar que él ya no está, pero estamos seguros que desde el cielo él nos sigue guiando para recorrer ese camino tan marcado que dejó en nuestras vidas. Cierro este escrito agradeciendo a todas las personas que han estado pendiente de nosotros, que con una llamada o un mensaje de aliento nos recuerdan que mi papá nos dejó un nombre y apellido que debemos seguir dejando en la cima, sin pasar por encima de nadie, pero eso sí, con berraquera y carácter como él siempre lo fue.
Que en Paz Descanse Javier Alonso Gaviria Giraldo.
Por: Sandra Milena Gaviria Tarache