Este artículo fue publicado en el portal de la revista Dinero.com, el 11 de noviembre del 2018, lo presentamos por ser de interés para la región.
En 2013 el PIB del Casanare alcanzó los $15,4 billones, monto del cual la industria petrolera representaba 72%, cifras que evidencian la dependencia excesiva de esta economía de una actividad que entró en crisis a partir de 2014, producto de la caída de los precios internacionales del crudo.
Durante al menos una década, la industria de los hidrocarburos fue la encargada de jalonar no solo el crecimiento económico del departamento, sino el empleo. La exploración y explotación llevó a que esta economía creciera el doble e, incluso, el triple de lo que lo hacía el PIB nacional.
Sin embargo, desde hace cinco años todo empezó a cambiar. La caída del precio del petróleo llevó a que la participación de los hidrocarburos en la torta económica del departamento se redujera a menos de 50% y el tamaño de la economía cayera a $12 billones. Se estima que se perdieron unos 15.000 empleos, entre directos e indirectos; de los cuales más de 70% correspondía a personas que no eran de Casanare. Aún así, el restante 30% terminó impactando a la región.
Carlos Rojas, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio del Casanare, dice que esta industria generaba ingresos anuales superiores a los $730.000 millones, los cuales derivaban de los diferentes servicios prestados alrededor de esta actividad, como transporte, logística, salud y comercio.
La destorcida de los precios del crudo en 2014 partió en dos la economía de este departamento, lo que obligó a propios y extraños a poner sus ojos en otras actividades que, si bien estaban ahí, habían sido opacadas por los hidrocarburos.
Fue así como la agroindustria, el turismo, el comercio y la ganadería comenzaron a visibilizarse nuevamente. Hoy el comportamiento de la economía se explica en gran parte por el comercio, que en 2017 alcanzó $1,7 billones, seguido de la agricultura, con $1,5 billones. Las actividades industriales, los servicios públicos, las comunicaciones, el sector financiero y el negocio inmobiliario, entre otros, complementan el portafolio de renglones que soportan la economía del departamento.
La creación de empresas va al alza. El tejido empresarial a 30 de junio de este año aumentó 5% respecto 2017, con un total de 18.215 compañías; frente a 17.353 registradas en el primer semestre de 2017.
Ante el panorama poco claro que comenzó a avizorarse como consecuencia de la coyuntura petrolera, desde la Cámara de Comercio se comenzó a trabajar en cuatro iniciativas clúster, que apuntan a establecer estrategias que permitan potenciar el
mismo número de sectores. Se trata de los clústers de piña, ganadería, turismo de naturaleza y Oil & Gas.
Diversificación
Los planes ya están en marcha. En el clúster de Oil & Gas se trabaja con el fin de generar una dinámica competitiva alrededor de la industria petrolera, pero al mismo tiempo que las empresas empiecen a diversificar sus líneas de negocio.
Diego Fonseca, clúster manager de Oil & Gas, explica que el objetivo es determinar cómo con la capacidad instalada que tienen muchas compañías, que les prestaban servicios a la industria petrolera, puedan mirar hacia otros sectores.
La tarea inició con tres empresas piloto. Una de ellas es Falck Services Ltda., la cual empezó con un pequeño contrato de prestación de servicios de alimentación, camadería y lavandería para tres estaciones de la firma Perenco. En ese momento también comenzó a trabajar la pulpa de frutas de manera artesanal. En sus primeros años se concentró en el sector petrolero, pero de las crisis surgen las oportunidades, dice Rafael Falck, su gerente.
Decidieron dejar de depender de los hidrocarburos y con su conocimiento comenzó a generar otras oportunidades de negocio. Hoy trabaja en la producción de pulpa de fruta para exportar; para lo cual ya montó la planta y cuenta con el plan de comercialización para vender no solo en Casanare sino en la región, luego en el país y posteriormente mirar hacia el exterior.
Trabaja 24 variedades de fruta, que por ahora son para autoabastecerse; pero adelanta negociaciones con empresas comercializadoras que le permitan la venta del producto.
También fabrican dotaciones industriales, idea de negocio que surgió de sus propias necesidades. Montó su propia factoría de confección de uniformes, inicialmente para su personal –que hoy suma 500 trabajadores–, aunque el objetivo es trabajar para terceros. Otra línea es la carne, para la que ya tiene su planta de desposte autorizada por el Invima, operando a 70%. Por ahora es para consumo propio, pues atiende unos 12.000 servicios de alimentación diarios.
La diversificación también llegó a Agua Gavana, principal productora de agua pura de El Yopal, creada por Orlando González, quien en sus inicios como empresario se dedicó a prestar servicios de aviación para la industria petrolera y al amparo de esta actividad fundó Aerolíneas Petroleras (Alpes), hace 27 años.
Pero González desde hace tiempo entendió que este no podía ser su único negocio y decidió diversificar. Le apostó a la ganadería y a la industria inmobiliaria, apalancado en los hidrocarburos.
Hace unos seis años fundó Agua Gavana, con licenciamiento de fuente de agua y registro de marcas del Invima para ofrecer este producto en todas sus
presentaciones. La industria petrolera fue uno de los objetivos, pero en ese momento empezó a caer; por lo que la empresa apuntó a otros sectores y hoy le llega a todo tipo de consumidores. Fabrica sus propias botellas plásticas y produce hielo en todos los tamaños.
Hace dos años comenzó a trabajar con paletas, helados y refrescos y acaba de hacer todas las pruebas de la planta de paletas, producto que lanzará en los próximos días bajo el nombre Yopaleta, todo con el apoyo de la Cámara de Comercio e Innpulsa.
Su propósito es exportar paletas de piña orgánica; pero aún no hay cultivos completamente orgánicos en la región. Con la elaboración de paletas tienen el objetivo de generar unos 60 empleos adicionales a los 40 que tienen en este momento.
Servicio Industrial Técnico es otra empresa piloto de este sector, que se dedica a la elaboración de piezas para maquinaria de la industria petrolera, que fue con lo que nació y de la cual sigue siendo proveedor. Sin embargo, en 2014, a raíz de la crisis petrolera, también enfrentó dificultades, al punto que de 16 empleos que generaba se quedó con 4.
Ahora trabaja con la agroindustria y está desarrollando partes para molinos de arroz. Diseñó también una máquina de riego para cultivos de piña, la cual mezcla etileno y agua para estimular la planta para que dé su fruto.
Si bien en este momento aún suministra bienes y servicios al sector petrolero; que continúa representando 70% de los ingresos de la empresa; esta proporción es menor que hace 4 años, cuando sus ingresos dependían en 90% de esta actividad y solo 8% de otras. Esta última cifra ya corresponde a 30% y Andrés González, su jefe operativo espera que al finalizar el año represente el 40%.
Con los planes de diversificación, la empresa ha comenzado a vincular nuevas personas y hoy ya son 9. La apuesta es generar producto con marca propia, pues son los primeros en el país en construir una máquina de etileno, dice.
Diego Fonseca manifiesta que una de las apuestas es que la inversión social de la industria petrolera se focalice en proyectos estratégicos de región. Uno de ellos es un centro de facilidades tecnológicas para el sector metalmecánico, que es eje para jalonar la agroindustria, dada la importancia de la transferencia de tecnología. Otro es el de empresas de transporte, visionándose como empresas de logística, y por ello se ha pensado en un centro agrologístico, lo que abriría a las empresas de transporte a mirar hacia otras actividades.
Este es un sector compuesto por unas 583 empresas, de las cuales unas 170 participan de la iniciativa clúster impulsada por la administración local.
Piña de exportación
Casanare se viene consolidando en el cultivo y producción de piña. Viviana Valderrama, cluster manager de esta iniciativa, dice que trabajan con el fin de emprender esfuerzos tendientes a diversificar, siendo Tauramena uno de los municipios con mayor vocación en este producto. Solo allí hay unos 120 productores con unas 210 hectáreas cultivadas, de las cuales la empresa más grande es Agrícola Santana de Los Llanos, que cuenta con 30 hectáreas.
El clúster ha trabajado en un análisis de competencia, de realidad económica y de mercado para determinar la estrategia a seguir con los productores.
José Moreno, cofundador de Agrícola Santana de Los Llanos, cuenta que la empresa nació en 2013 e inició con el cultivo de piña de una hectárea mensual. Hoy tiene 30 hectáreas en las cuales siembran y cosechan, además de tener semilleros.
Cada mes siembran un lote de aproximadamente 60.000 plantas y cosechan dos o 3 veces a la semana. Hasta el año pasado tenían una bodega en Corabastos, en Bogotá, y al ver que había otras oportunidades de negocio decidieron por estrategia de mercado crear una nueva empresa llamada La Morena Agrícola S.A.S, que se dedica a la producción y Agrícola Santana a la comercialización.
Certificada como productora de semilla vegetal, en buenas prácticas agrícolas y con registro como predio exportador, esta empresa, junto con la Cámara de Comercio, trabajan en un proyecto de piña orgánica, en el cual también están certificados para exportar, su gran apuesta.
Ahora, Agrícola Santana es la empresa ancla para montar una planta en Tauramena, la cual tendrá dos líneas. Una de empacado en fresco (proyectada para el mercado de exportación) y otra de procesados.
Este proyecto se adelantará con recursos públicos y privados en una alianza entre el municipio, empresas de hidrocarburos y la propia compañía Santa Ana, además de los otros productores de piña del municipio. El objetivo es empezar a exportar el próximo año, pues la planta debe estar lista en abril o mayo de 2019.
Y mientras estos cultivadores miran al exterior, hay una empresa que ya ha llevado sus productos a otros mercados. Se trata de Colombian Healthy Fruits S.A.S., fundada hace un año y que se dedica a la producción de fruta deshidratada.
Leonardo Ávila, su gerente, manifiesta que desde que nació la firma ha estado enfocada en el mercado externo y, si bien no han logrado hacer exportaciones directas sino a través de terceros, ya han llegado con sus productos a España, Alemania, China, Chile y Estados Unidos. Ahora tienen una opción en China, con una empresa colombiana que quiere hacer maquila.
La empresa ya sacó su marca propia no solo con la piña deshidratada natural, también con aromáticas de otras frutas como uchuva, mora, manzana, arándanos, fresa, mango y naranja, con las cuales quiere abrirse mercado en Canadá.
En el mercado local trabajan con pocas empresas, pero están en acercamientos con Olímpica con el objetivo de vender en volumen. Procesa cada mes 110 toneladas de fruta y Ávila precisa que no trabajan con fruta orgánica porque no tienen manera de abastecerse, pues no hay suficiente oferta.
Turismo de naturaleza
Las grandes áreas de tierra y la diversidad de aves y paisajes son una buena excusa para que los casañarenos vean el turismo de naturaleza como una buena oportunidad de generación de ingresos.
Tiene tanto potencial, que hace menos de un mes se realizó el ProColombia Nature Travel Mart, que dejó expectativas de negocio por US$11,2 millones y contó con la participación de 90 exportadores nacionales y 70 mayoristas internacionales, que llegaron a Yopal con la idea de conocer más de este destino.
Una de las grandes apuestas se da en hatos que son reservas naturales operadas por la sociedad civil. Por ejemplo, en este plan se unieron los hatos Mata de Palma, Altamina y Montana y decidieron crear el Encanto de Guanapalo, una reserva natural con más de 9.000 hectáreas para explorar, aventurarse y descubrir especies de fauna y flora propias de la región en cientos de paisajes.
Con este proyecto ya han recibido alrededor de 2.000 turistas, siendo 50% de ellos extranjeros. Esta alianza hoy se convierte en el escenario de otra alternativa de turismo de alto valor, con la creación de Corocora Camp, un campamento operado por la agencia de viajes Galavanta, que luego de establecer una alianza comercial con el operador local Cunaguaro, juntas decidieron apostarle a la atracción de turistas extranjeros, principalmente, a los cuales le ofrecen toda una experiencia alrededor del avistamiento de aves, expediciones y safari llanero, etc.
Horacio Wilches, cluster manager de turismo de naturaleza, dice que el objetivo es llegarle al cliente con un producto especializado y, por ello, los hatos se acondicionaron y se articuló la oferta con los turoperadores locales.
Casanare no tiene parques naturales, pero es el departamento que posee más reservas naturales de la sociedad civil, según un registro otorgado por Parques Nacionales. El objetivo es que estas tengan una oferta turística. El hato La Aurora, dice Laura Miranda, fundadora de Canaguaro, fue unos de los pioneros en trabajar el turismo. En este momento hay 39 reservas registradas en Casanare y se encuentran en proceso otras 35, lo que permite acercarse a las 200.000 hectáreas de conservación privada.
Andrea González, gerente del Hotel GHL de El Yopal, dice que una muestra del dinamismo en esta actividad es la ocupación hotelera, que ha ido mejorando. En el primer semestre creció 5,66%, un indicador positivo si se tiene en cuenta que ante la crisis petrolera alcanzó a caer casi a 30%, una de las más bajas del país.
El departamento tiene una oferta hotelera con cuatro establecimientos de cadena, además de la hotelería tradicional. Desde el clúster trabajan turoperadores, restaurantes, hoteles y en general toda la cadena que tiene que ver con esta industria, con la idea de potenciar al departamento como un lugar estratégico para el turismo que, según el último dato disponible, es una actividad que genera ingresos por unos $160.000 millones.
Ganadería sostenible
La ganadería ha sido durante años una de las principales actividades económicas de Casanare y, si bien nunca dejó de producir, perdió su visibilidad en la bonanza petrolera. Ahora, desde la iniciativa clúster buscan potenciarla. La ganadera Julieta Garavito considera que es un sector que tiene muchas posibilidades de desarrollarse.
En su concepto, una de las grandes apuestas debe ser la conservación y el desarrollo de una ganadería sostenible; pues cada día el mercado quiere más productos naturales y esa es una gran oportunidad, lo que falta es ponerle la marca, dice.
Y se refiere a que, si muchos hatos –que hoy tienen registro como Reserva Natural operada por la sociedad civil y otorgado por Parques Nacionales–, trabajan de forma conjunta es posible sacar una marca de producto que cumpla con una condiciones de valor agregado que beneficie directamente a los productores. “Es necesario darle valor agregado y por ello es importante reunir a los ganaderos para que adelanten proyectos de ganadería sostenible”, manifiesta, al explicar que este es uno de los caminos que están empezando a recorrer desde el clúster de ganadería.
Uno de los objetivos es adelantar la transformación y la comercialización, con el fin de que le llegue un mayor porcentaje del precio a los productores; sin embargo, siendo una tierra ganadera, en el Casanare no hay una planta de beneficio de animales.
Carlos Rojas, presidente de la Cámara de Comercio de Casanare, dice que ya hay inversionistas interesados en desarrollar este tipo de proyecto. Se trata del grupo santandereano Centro Industrial Cárnico de la Orinoquia (Cicor) y otro local. Es un proyecto de unos $30.000 millones que se encuentra en trámite de la licencia de construcción. Esta iniciativa permitirá desarrollar otras industrias a partir de los subproductos.
Orlando Forestieri, cluster manager de Ganadería, dice que en el departamento hay unos 14.000 predios ganaderos y una generación de empleo de unos 28.000 puestos de trabajo y que están trabajando en la transferencia de conocimiento con la idea de que los empresarios puedan mejorar la rentabilidad.
La apuesta es consolidar oferta donde se pueda estandarizar un modelo de producción con el fin de llegar a los grandes canales de comercialización.
Pero, si bien la tarea se está haciendo, los retos no son menores. Existen grandes desafíos y así lo entienden quienes tienen interés en seguir apostándole al departamento.
Uno de ellos es la sofisticación de las apuestas agropecuarias, pues se requiere dar el siguiente paso que es la transformación productiva. Hoy lo que venden es materia prima.
De igual forma, es necesario aprovechar las oportunidades en materia turística con sofisticación del turismo de naturaleza. Otro tema es que el sector privado debe sumergirse en la transformación digital para que sus empresas puedan ser más competitivas.
También se requiere invertir para sacar más provecho de las grandes extensiones de tierra del departamento y tratar de encontrarles solución a los problemas en infraestructura y telecomunicaciones. Precisamente, en materia de infraestructura vial, el gobernador del departamento, Josué Alirio Barrera, señala que se están destinando recursos por el orden de los $300.000 millones para mejorar las vías en todos los 19 municipios del departamento.
Los empresarios coinciden en que la industria petrolera les enseño a ser formales, capacitar la gente, pagar impuestos, generar productos y servicios para suplir sus necesidades, pero el error fue haberse centrado en esta industria y descuidar el sector primario que era la agroindustria.