Hijo de padres campesinos, formado luchando con las labores del campo, desde niño soñando con la milicia y con poder ayudar a los demás, así es el soldado profesional Alexander Barrera Cataño, oriundo de Trinidad, Casanare, la misma tierra que hace más de 200 años parió al reconocido patriarca Ramón Nonato Pérez.
Es el mayor de cuatro hermanos, entre ellos una mujer, desde muy pequeño se ilusionó con la carrera de las armas y anhelaba ser soldado, su vocación de servicio siempre lo impulsó a luchar por sus sueños, característica que lo favorecía y lo acercaba a una realidad, que se convertiría en el año 2006 cuando ingresó a prestar su servicio militar en el Grupo de Caballería Guías de Casanare, en ese entonces, su departamento ardía en llamas de conflicto, las denominadas autodefensas unidas de Colombia, las Farc, el Eln y la delincuencia organizada, cada día sembraban dolor en las familias casanareñas. Pocos años después el departamento logró superar esa etapa de barbarie y convertirse en uno de los más seguros y prósperos, actualmente.
Después de prestar su servicio militar, pudo ratificar que la milicia era su vocación, entonces se incorporó como soldado profesional y fue asignado al Batallón de Infantería n.° 44 Cr Ramón Nonato Pérez, con sede en Tauramena, allí con equipo al hombro y fusil en mano recorrió las montañas y sabanas del sur de Casanare y nororiente de Boyacá, recuerda.
Pero para el 2016 recibió una gran noticia para su vida personal y profesional, en ese entonces el Brigadier General Luis Danilo Murcia Caro, como comandante de la Octava División, decidió escoger un personal de soldados profesionales destacados para conformar el primer pelotón de desarrollo rural del Ejército Nacional, algo novedoso en la Institución castrense, y la Octava era la primera División en implementarlo; allí estaba Barrera Cataño en la lista.
Los más de 30 soldados fueron preparados en áreas agrícolas y pecuarias con el SENA, Unitrópico, Comfacasanare y el Parque Nacional de la Cultura Agropecuaria en Quimbaya, Quindío, donde recibieron el título de técnicos en prácticas agropecuarias; ahora estaban listos para apoyar a los productores del campo, a través de un convenio entre los ministerios de Agricultura y Defensa.
Para Barrera, volver a su campo a apoyar a su gente es algo muy valioso, es afianzar sus ancestros y revivir su crianza, pero ante todo, es tener la posibilidad de servir a los demás, lo que soñaba de niño, cuando elevaba el pensamiento por los caminos de su vereda; participó en varios proyectos en los alrededores de Yopal, pero luego se trasladó al municipio de Paz de Ariporo, donde adelanta varios proyectos productivos y ambientales, de la mano de entidades y personas que creen en él y su liderazgo para trabajar en equipo.
Cuando llegó a ese municipio del norte de Casanare, se propuso recuperar el parque – reserva natural Lechemiel, que no se encontraba en condiciones para el disfrute de la comunidad, ya que se había convertido en un lugar frecuentado por consumidores de sustancias ilícitas, para eso se unió con la fundación Biohuellas, alumnos del colegio Nuestra Señora de Manare y algunos ingenieros ambientales y agroforestales del municipio, sectores del comercio y comunidad en general, todo un equipo de obreros, que con herramienta en mano y amor por esa tierra, convirtieron a Lechemiel en un lugar agradable para la comunidad.
Ahora mismo lidera un proyecto de huerta medicinal con alumnos del colegio Nuestra Señora de Manare, donde ya han sembrado más de 70 plántulas de diferentes especies, que se encuentran en etapa de crecimiento, próximamente buscan sacar esencias y enseñarles a las nuevas generaciones algo de las tradiciones ancestrales, aprovechando los pequeños espacios en sus casas.
En lo corrido del 2018 también estuvo con tres proyectos de siembra de árboles nativos en el cerro La Cruz, en la vía a la vereda La Barranca y frente al cementerio, donde se sembraron aproximadamente mil árboles, logrando vincular a las comunidades, estudiantes del colegio Nuestra Señora de Manare, la fundación Mastranto, ingenieros agroforestales de Unitrópico, Bomberos, Defensa Civil, y alcaldía.
Para el 2019, junto con el Liceo Campestre Andino, la fundación Cambiando Estrellas y el Batallón de Apoyo y Servicios para el Combate n.° 16, tienen proyectado dotar una biblioteca comunitaria en el barrio Panorama de Paz de Ariporo y la construcción de un parque con material reciclable en ese municipio, en el barrio el Triángulo, beneficiando a más 150 niños y niñas.
Estos interesantes proyectos que adelanta Barrera Cataño, tal vez el soldado más comunitario en Casanare y que llevan el sello del Ejército Nacional, lo llenan cada día de satisfacción, pues no hay nada más gratificante que hacer lo que le gusta y lograr sus sueño anhelado, ser un Héroes Bicentenario, con mucha Fe en Colombia.