Al imaginarnos nuestras vacaciones soñadas tal vez pensemos en una ciudad con mucha historia como Roma, o en un hotel paradisíaco en medio de la playa, o incluso en ir a acampar en medio de un paraje solitario. Pero existe otra alternativa que cada día tiene más fanáticos: las reservas naturales. Y una de las opciones son las Reservas Naturales de la Sociedad Civil. Se trata de una opción diseñada para que cualquier propietario de un predio pueda conservarlo y, al mismo tiempo, hacer un aprovechamiento sostenible de los recursos.
Muchas de ellas han encontrado en el turismo de naturaleza una alternativa para mostrar la riqueza de la región donde se ubican y a la vez generar conciencia sobre la importancia de preservar la biodiversidad que se han dedicado a proteger. Ahora vamos a conocer 1 de estas reservas:
Nuestro primer destino es La Aurora, una Reserva de la Sociedad Civil de 17.000 hectáreas, ubicada en la Orinoquia, que funciona como refugio para jaguares, chigüiros, venados y babillas, entre otras especies. La Aurora es un ejemplo de que la ganadería, la conservación y el ecoturismo sí pueden coexistir.
Quienes la visitan pueden hacer cabalgatas, caminatas, paseo en lancha y un safari llanero, mientras se asombran con la presencia de especies como el Búho amarillo, un ave que hace sus nidos en la tierra y sale durante el día para deleitar a los curiosos. El amor infinito que sienten los llaneros por su tierra y lo que esta provee, es la motivación que encuentran los dueños de La Aurora para conservar cientos de especies y casi 10.000 hectáreas de bosque.
El Encanto de Guanapalo es una reserva natural a 110 km de Yopal (Casanare), y como lo dice su nombre, ENCANTA. Sus dueños —la familia Zambrano— se han dedicado a promover, durante tres generaciones, la conservación de la riqueza natural y de la cultura llanera. Y desde hace varios años, lo hacen con una oferta turística que emociona: cabalgatas diurnas y nocturnas en las revelan historias asombrosas al ritmo del galope; avistamientos de aves y de vida silvestre; noches de mitos, cuentos y leyendas; cantos de vaquería; y recorridos en curiara (balsa) o en bicicleta.