La fresca brisa que anuncia la llegada del verano y el fin de año, peinaba los pajonales y acariciaba aquel pedazo de sabana y maraña, ubicado en inmediaciones de la hacienda Guayabal, entre el río Ariporo y el Tate, municipio de Paz de Ariporo, Casanare, sitio que para quienes vivieron aquél fatídico momento, hoy no es grato de recordar.
Era el 25 de noviembre de 2002, cuando muy temprano llegaron a la base militar de Paz de Ariporo, dos supuestos informantes, alertando sobre la presencia de tres hombres armados que estarían haciendo un retén ilegal y desviando los vehículos hacia la vía a la vereda La Motúz parte alta, inmediatamente se dio la orden de alistar un grupo de hombres que no superaban los 45, divididos en dos grupos, al mando del entonces Teniente Londoño y el sargento Romero, quienes salieron hacia el lugar; sobre las ocho de la mañana inició el combate. Recuerda el soldado profesional Carlos Julio Tarache, sobreviviente de aquella masacre.
La información era real, pero no era más que una trampa de la guerrilla de las Farc en ese entonces, al mando de alias Grannobles, que reunía a más de 400 combatientes, al parecer de los frentes 10 y 28; una trampa que le arrebató la vida a 14 militares del Grupo Guías de Casanare, 13 soldados profesionales y un suboficial, llenando de tristeza, dolor y luto a todo un país.
Cuando los militares llegaron al lugar, fueron atacados con rampas, fusil, ametralladoras, granadas de mortero, cilindros bomba, tatucos y lo que más pudieran, a fuego cruzado o a la redonda; este grupo de militares estaba en medio del enemigo, prácticamente rodeados, recuerda el soldado profesional de la reserva activa Arddiel Walteros, quien sobrevivió con su lanza, gracias a un árbol de Mapurito, el resto de su escuadra fue desaparecida, comenta cabizbajo.
Una vez finalizado el combate, cuando los terroristas huyeron y regresó la calma, se reunieron para auxiliar a los heridos que eran diez aproximadamente, también empezaron a recoger a sus compañeros caídos, el cabo primero José Asprilla Rivas y los soldados profesionales Eduard Arsecio Jara Bareño, Jorge García Mesa, Antonio Gómez Valencia, Elmis Madero Tumay, Jhon Ríos Sarmiento, Nelson Silva Ardila, Eudes Tabaco Pérez, Ubaldo Tibaduiza Amaro, Orlando Torres Rojas, Edgar Tuay, José Tunarosa, Haiver Andrés Vargas y Uriel Vergara Jiménez (Q.E.P.D).
Recordar este fatídico momento para quienes lo vivieron en carne propia es muy duro dice Walteros, quien tiempo después de los hechos, se retiró del Ejército Nacional dice por amenazas a su familia por parte de las entonces AUC, de los cuales posteriormente recibió dos intentos de asesinato fallidos, luego organizó su vida desde la parte civil, hoy tiene su esposa y dos hermosas hijas, es cristiano y vive feliz, cree que todo lo que pasó es un propósito que Dios tiene con él.
“Cuando yo recuerdo a mis compañeros y ese momento, las lágrimas se me salen, porque es muy triste uno perder una vida de un compañero en el Ejército, donde los soldados somos como hermanos. Gracias a Dios primeramente por protegerme ese día y a mi amigo Cristian Méndez que me ubicó y hoy puedo contar esta historia”, puntualizó.
Por su parte, el soldado profesional Carlos Julio Tarache, sigue activo en el Ejército Nacional, es entrenador canino y sirve a la patria desde la Décima Sexta Brigada en Yopal, dice que algunos de sus compañeros están activos y otros se retiraron, recientemente retomó contacto con Walteros y otros, con los que planean viajar el 25 al lugar de los hechos.
Este domingo 25 de noviembre, al cumplirse 16 años de este lamentable hecho, el Ejército Nacional tiene previsto realizar un homenaje a quienes perdieron la vida ese día, iniciando a las 09:00 horas con un acto simbólico y una oración en el lugar de los hechos, posteriormente una eucaristía y ofrenda floral en la iglesia principal de Paz de Ariporo, donde estarán como invitados soldados activos y de la reserva activa, sobrevivientes de ese lamentable hecho y familiares de los militares asesinados. Se espera participación de la comunidad.
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