El Instituto Financiero de Casanare, IFC, otrora poderoso aliado de los pequeños campesinos y comerciantes del departamento se hunde en una de sus peores crisis de sus casi 30 años de creado, ello debido a las altas pérdidas derivadas de créditos otorgados los cuales ya llevan varios años sin poder ser cobrados, al igual que por una serie de demandas judiciales muchas de las cuales han sido adversas para la entidad.
Aunado al problema financiero se suma el gerencial, el IFC, ya que durante los últimos 5 años han pasado por la silla de gerente 6 personas, es decir, cada gerente ah durado un promedio de 8 meses, lo que hace inviable el gobierno corporativo, y por ende el cumplimiento de las metas.
De igual manera, esa ingobernabilidad ha sido más perjudicial debido al cambio constante del manual de funciones de la entidad para poder acomodar el perfil de cada gerente, razón por la cual, los trabajadores sindicalizados del IFC, mediante un comunicado le han solicitado al gobernador como presidente de la junta directiva que el próximo gerente tenga experiencia en el manejo de este tipo de entidades para que no llegue a improvisar al momento de tomar decisiones trascendentales en estas épocas de pandemia, para que se pueden cumplir las metas de la entidad, y evitar la liquidación de la misma.
Cabe recordar que las pérdidas del IFC, rondan los 45 mil millones de pesos, sin contar con los recursos de un convenio entre la gobernación y el instituto, el cual esta en liquidación judicial, y en caso de ser fallado en contra del ente descentralizado sería prácticamente el acta de defunción para este.
El gobernador Salomón Sanabria, tiene en sus manos el futuro del IFC, y dependiendo del nombramiento del nuevo gerente se podrá vaticinar la suerte del banco de segundo piso del orden departamental.
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