Del mismo creador de “la mermelada hay que repartirla por toda la tostada”, la película con la que se despojó a las regiones productoras de petróleo, gas y minerales, de las regalías que compensaban los efectos sociales y ambientales de dicha explotación en sus territorios, ahora aparece: el ‘trilema’, de Juan Carlos Echeverry. De acuerdo con el ex Ministro de Hacienda y actual Gerente de Ecopetrol “o producimos más petróleo, o pagamos más impuestos o estaremos expuestos a malestar social”.
Así lo plantea el gerente de la petrolera estatal en su última columna en El Tiempo del pasado domingo 13 de Noviembre, afirmando que “los colombianos deben entender que el petróleo es un elemento esencial para su bienestar” (cuestión bastante controvertible a la luz de los indicadores sociales y de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) de múltiples zonas productoras del país); sentenciando además que “debemos tomar una decisión como país: dejar el petróleo enterrado en el subsuelo o convertirlo en recursos para el bienestar y la paz”.
Al respecto vale la pena hacer algunas consideraciones. En primer lugar hay que decir que así produzcamos más petróleo, como en efecto puede ocurrir de acuerdo con los datos de reactivación de las actividades de exploración en el país, los impuestos no nos los van a rebajar; la reforma tributaria parece ser irreversible y con ello el malestar social está totalmente asegurado.
En segundo lugar hay que revisar con detenimiento cuánto pesan los ingresos de regalías dentro del presupuesto nacional, ya que el doctor Echeverry nos plantea que no hay otra salida para atender las necesidades de inversión del país. Pues bien, el presupuesto de regalías para el bienio 2017 – 2018 que se discute hoy en el Congreso asciende a $14 Billones de pesos aproximadamente, es decir, $7 Billones de pesos para cada año y las proyecciones para los próximos diez años se mantienen alrededor de los $12 Billones.
Si consideramos que el presupuesto general de la nación para 2017 asciende a $224 Billones de pesos, tenemos que los recursos de regalías al año apenas aportarían un poco más del 3% de los recursos del país; por eso resulta muy llamativo que el ex Ministro le ponga semejante tono a su falso ‘trilema’. Y con la reforma tributaria le van a sacar de todos modos cerca de $7 Billones del bolsillo a la clase media y a los profesionales independientes al año, lo mismo que le deja la actividad petrolera al país. Es decir, se va a producir más petróleo pero igual nos van a clavar más impuestos.
Por eso resulta ofensivo el planteamiento del doctor Echeverry, ya que la locomotora minera ha transitado por el país sin atender reparos ambientales ni sociales de ninguna clase y con mayor intensidad durante los últimos quince años, sin que esto se haya traducido necesariamente en mayores niveles de bienestar para las poblaciones de las zonas productoras; y al mismo tiempo ¡nos han aplicado doce (12) reformas tributarias!
Está claro que en las actuales circunstancias no podemos renunciar de tajo a la extracción de petróleo del subsuelo colombiano, como lo sugiere el ex Ministro; necesitamos ese dinero, pero eso no puede significar una patente de corso para hacerlo de cualquier manera, devastando el patrimonio hídrico y ambiental de los colombianos. Máxime cuando tenemos claro que hay otras acciones correctivas que pueden ser tenidas en cuenta, como por ejemplo detener el desangre de la corrupción, que le cuesta a Colombia de acuerdo con información oficial al menos $10 Billones de pesos al año; ¿por qué no ajustamos mejor las cuentas por ese lado?
La transición hacia la paz, a la que también se refiere Echeverry, debe significar igualmente una paulatina reducción de los costos del sector defensa, que se aproximan a los $30 Billones anuales. Es así que el ‘trilema’ de Echeverry, al igual que las historias de ‘la mermelada’ y de los ‘extraterrestres’ que nos ha contado en el pasado, hay que revisarlo con lupa, porque todo parece indicar que nuevamente se trata de un cuento chino para justificar los abusos y la falta de control a la producción de petróleo en nuestro país.
ADENDA: Produce mucho orgullo y entusiasmo saber que estamos a punto de lograr la modificación de la Constitución para consagrar el Derecho Fundamental al Agua, gracias a la iniciativa de un parlamentario casanareño. Faltan dos de ocho debates, ojalá logremos este importantísimo legado para los colombianos.
Por: Leonardo Puentes
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