El pasado fin de semana se realizó el XXVI Festival Internacional Pedro Flórez de la Bandola Llanera, en el municipio de Maní, incluidas las tradicionales fiestas y noches de Maní a orillas del cada vez más seco río Cusiana, durante las fiestas se dieron una serie de sucesos que de primera mano pasaron desapercibidas.
En primer lugar, se destaca la pavimentación de los 60 kilómetros contratados en el gobierno departamental anterior, que le dan realce al trayecto, pero que termina de forma abrupta a la entrada al municipio, dicha entrada desde hace cerca de 15 años, ninguna administración municipal ha sido capaz de arreglarla, a pesar de que en el gobierno de Javier Montoya, se dejó firmado un contrato para pavimentar dicha vía pero que hasta la fecha de hoy, no se ha culminado la obra, y eso que uno de los cerebros del proyecto es un muy cercano asesor del actual alcalde.
En segundo lugar, fue el llamado acto de apertura del festival, para lo cual, la presentadora del evento invito a Toni Ávila, alcalde de Maní, Amparo Ariza, gestora social del municipio, Juan Guillermo Zuluaga, ministro de agricultura, y la senadora del partido de la U y actual candidata a esa misma corporación Maritza Martínez, y por la gobernación de Casanare, a pesar de cofinanciar el festival, no apareció nadie en tarima; pero ¿cómo así?, el alcalde encabeza los actos protocolarios que incluyeron los respectivos himnos ( en unas fiestas municipales y a esas horas en donde la gran mayoría de asistentes, incluyendo los funcionarios que subieron a la tarima, ya tenían unas cuantas cervezas en la cabeza), fue como un acto medio raro e irrespetuoso, con tintes de participación política del alcalde de Maní a favor de la senadora y actual candidata Maritza Martínez, y un acto de irrespeto con la gobernación de Casanare, la cual no estuvo representada en los actos protocolarios; como tampoco, fue invitado a la tarima el actual diputado oriundo de Maní José Barrera, ni siquiera fue mencionado por los presentadores, y eso que el diputado siempre se presenta orgullosamente maniceño, un acto de total descortesía.
En tercer lugar, las tradicionales “noches de Maní”, no contaron con el espectáculo de la quema de castillos, pero si con el festival de pólvora, que durante los 25 minutos de duración, iluminaron el cielo maniceño; comentario aparte merecen los que se auto hacían llamar “integrantes del comité de turismo del municipio”, quienes sin documento o indumentaria relacionada, cobraban a los conductores de vehículos por parquear en las inmediaciones de la entrada al río, por supuestamente “cuidar el carro”, pero esos mismos “integrantes” no daban recibo como soporte de pago por el servicio, sino por el contario, una vez les cancelaban, inmediatamente se dirigían a una de las casetas ubicadas cerca al lugar, a comprar cerveza.
Esperemos que para las próximas fiestas, la entrada al municipio por fin ya este pavimentada, que los integrantes del comité de turismo, estén identificados y que a los actos protocolarios, inviten a los que son y no a los que toca.
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