Abejas mansitas producen miel sostenible, protegen el medio ambiente y generan nuevos ingresos. Con “La Miel de la Biodiversidad”, se aprende a criar abejas, se vincula a las mujeres, se apropian nuevas tecnologías y se restauran predios en Trinidad y San Luis de Palenque.
Hace 24 meses el economista Eduardo Andrés Cadena Marín, oriundo de Bogotá, emprendió en Casanare una ambiciosa tarea, coordinar proyectos de producción sostenible, tendientes a conservar la sabana inundable, la cultura llanera y el ecosistema propio de la Orinoquía.
“La Miel de la Biodiversidad”, es un proyecto que a través de la producción sostenible de miel de Melipona favosa, una abeja nativa sin aguijón conocida en el llano como «la abeja mansita», le apuesta a la Meliponicultura, una técnica propia de campesinos en varios países del mundo, para salvar a las abejas, los bosques y las sabanas.
Inició tocando puertas en la que a la postre fue su aliada, ABC Colombia, buscando financiación para ver qué organización de cooperación internacional quería apoyar la iniciativa. En febrero de 2020, el programa “Riqueza Natural” de USAID, les dio los recursos necesarios para apoyar 25 familias de los municipios de San Luis y Trinidad, de la mano con el Laboratorio de Abejas de la Universidad Nacional- LABUN.
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