Como siempre… una semana después del casi-colapso del vital puente de la vía Marginal del Llano sobre el río Ariporo, el pueblo es el gran damnificado: los pasajeros con sus bultos a las costillas transbordando de bus en bus y los conductores soportando sobrecostos.
Ubicado a 3,5 kilómetros de Paz de Ariporo, el viaducto daba paso regular hacia Hato Corozal, Sácama y La Salina (municipios del norte de Casanare), además de Arauca y Venezuela, a decenas de vehículos que a diario cubrían la ruta.
Hace una semana, el 15 de enero, se cerró un carril porque el puente dio muestras de debilidad. 72 horas después ordenaron la clausura definitiva, mientras una comisión de INVÍAS determina qué pudo haber pasado.
Lo cierto es que en medio de advertencias no escuchadas, como la que hiciera CORPORINOQUIA a la Alcaldía sobre el daño de las explotaciones irracionales de material de río, las máquinas de al menos cuatro empresas realizan desde hace años un incesante trabajo arrancándole a las entrañas de la corriente su carga de piedras y materiales.
“La culpa se la echan al río… que es el menos responsable: aquí debemos señalar a esas empresas que al amparo de ‘permisitos’ y con la complacencia de los gobiernos locales, están arrasando con la ribera”, dice Heriberto González de KRATOS VEEDURÍA, una OnG que lleva años denunciando casos como este.
Parecido piensa Homero Abril, hoy Diputado, que mostró en la última sesión de la Asamblea un permiso que otorgó CORPORINOQUIA para la explotación del material.
“Lo que no sabemos es si de verdad la Corporación tiene cómo verificar las exigencias de la licencia”, dice Homero, un paz de ariporeño que de niño usaba el río para pescar y divertirse.
Hoy, el río es un hilo melancólico de agua triste que corre como con miedo por las grandes piedras que los dientes mecánicos de las excavadoras, están explotando sin tregua.
Una semana después, el INVÍAS no “ha dado en el clavo”, no ha revelado los resultados de su “estudio”… la gente que antes pagaba 7 mil pesos por un pasaje de Paz de Ariporo a Corozal hoy paga doble: hasta el puente y del puente al pueblo, y de añadido se tiene que echar las maletas a la espalda para llegar de un bus a otro.
La cara feliz la tiene la gente que instaló camionetas con sancocho y comida en la arena de la corriente y los planchones que cobran hasta 20 mil pesos por pasar carros “bajitos” de un lado a otro.
Algunos señalan al gobierno, a las autoridades (algunas de las cuales hicieron advertencias, ver facsímil), pero, como siempre, el desgreño del gobierno lo paga el pueblo con su plata y sus costillas…
Agradecemos el aporte de los periodistas Sandra Soto (fotos) y Heriberto González para la elaboración de este artículo.
