Por estos días se discute en el seno de la Asamblea departamental de Casanare, el proyecto de Ordenanza de la “política pública de equidad de género para las mujeres de Casanare”, el documento fue elaborado por la Unión Temporal “alianza vive mujer”, fruto del contrato de consultoría número 1542 del 25 de julio del 2017, cuyo valor es de $374.702.500, y una duración de cinco meses.
Pero, y por qué dicho documento ¿no fue contratado directamente con las mujeres organizadas en varias asociaciones?, ¿qué interés tenía la gobernación del departamento en contratarlo con las fundaciones que integran la Unión Temporal?, ¿por qué se desconoció el pleno del Consejo Consultivo de Mujer del departamento?, ¿ es el documento presentado a la Asamblea, el fiel reflejo de lo que necesitan las mujeres casanareñas?, ¿el documento presentado a la Asamblea incluye a todas las mujeres del departamento?.
Los anteriores interrogantes debería contestárlos la gobernación departamental a las variadas asociaciones de mujeres que hay en este territorio, organizaciones que durante los últimos 15 años se han recorrido palmo a palmo esta región, buscando visibilizar las necesidades, éxitos, sufrimientos y expectativas de las mujeres casanareñas; organizaciones que incluso, han sido reconocidas como por ejemplo “La Red de Mujeres de Casanare”, la cual ganó un premio nacional por su constante búsqueda de actividades productivas que empoderen a las mujeres en sus hogares; de igual manera las casanareñas, son conocidas en el ámbito nacional por su tesón, dedicación y entrega por lograr el respeto por sus derechos, máxime, en un departamento como el nuestro, en el cual los altos índices de violencia contra ellas nos tiene posicionados en los primeros lugares del país.
Es por ende, que no entendemos como el gobierno departamental no las tuvo en cuenta para construir desde las bases propias, la política pública de la mujer, y solamente fueron convocadas a socializaciones espurias, solo para que firmaran y se tomaran la foto de rigor para que el contratista pudiera cobrar, pero no llegaron al fondo de los problemas ampliamente conocidos por ellas, al punto que tanto en el plan de acción, como en el estratégico, no reflejan la diversidad y complejidad de las mujeres casanareñas; continuaremos entonces observando que las mujeres organizadas del departamento van por un lado, y el gobierno departamental con su política de mujer va por otro, y el único ganador será el contratista, a no ser, que la Asamblea departamental permita en las discusiones de la Ordenanza, que las mujeres organizadas del departamento alimenten mejor el proyecto, al fin y al cabo, son ellas las que saben tanto lo que necesitan, como la forma de obtenerlo.
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