Comunidades

Que el cuerpo de las mujeres nunca se convierta más en un campo de batalla”: Nobel de paz

El actual Premio Nobel de Paz, el médico y activista congoleño Denis Mukwege, dijo el jueves que el proceso de paz que sellaron en Cuba el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc es un modelo para el mundo. “Cuando se ve que en la negociación (de La Habana) se incluyó a las víctimas, y se incluyó a la sociedad civil, consideré justamente que esa negociación se convierte en un modelo (…) para los otros países que también están dentro del mismo conflicto”, aseguró Mukwege durante un desayuno de trabajo con las comisiones de paz, de seguimiento a la ley de víctimas y la de derechos humanos del Congreso de la República.

Mukwege, de 64 años y quien en diciembre pasado recibió en Oslo (Noruega) el Nobel de Paz junto a la otrora esclava sexual del Estado Islámico Nadia Murad, sostuvo ante los congresistas y el director de la Unidad de Investigación de la JEP, Giovanni Álvarez, que cuando fue invitado al país “no dudé ni un momento en aceptar la invitación porque quería ver con mis propios ojos lo que se estaba logrando y lo que se estaba haciendo en Colombia de cara a la paz”.

“Justamente así, como (estamos acompañando) a las víctimas de Kosovo, de Sudán del Sur, de Irak, lo que están mostrando estas guerras (…) es que se debe sentar alrededor de la mesa para hacer una negociación y (para) que el cuerpo de las mujeres nunca se convierta más en un campo de batalla”, agregó Mukwege, quien recordó que en 2016 ya había estado en Colombia en momentos en que estaba próxima a concretarse la paz entre el gobierno y las Farc.

De acuerdo con Mukwege, uno de los aspectos más destacables de la negociación es que se creó una jurisdicción especial porque con ella se evita la impunidad y, lo más importante de todo, se garantizan los mecanismos de reparación para las víctimas del conflicto armado colombiano.

“Quiero felicitarlos por el uso del marco normativo que se ha creado; el fuerte marco normativo no solamente para Colombia, sino para que se convierta en una inspiración para los otros países” que también padecen los horrores de la guerra”, añadió el destacado galeno, quien estudió medicina en Burundí y se especializó en ginecología en la capital francesa.

De todos modos, Mukwege advirtió que ese marco normativo se enfrentará a muchos obstáculos, “bien sea en la implementación o bien sea porque hay una parte que está en contra de su implementación”.

Añadió que los más importante para Colombia “fue haber ganado y haber logrado el acuerdo y las negociaciones; ahora, la segunda etapa, va a ser promover la voluntad política para su implementación. Porque la manipulación que se está llevando a cabo, lo que ustedes me estaban comentando sobre las víctimas, es justamente contra lo cual se debe luchar para que no se aprovechan de las víctimas y de sus vidas”, enfatizó.

En las mismas declaraciones, Mukwege recordó que él preside el grupo relacionado con violencia sexual e igualdad entre hombres y mujeres. Por eso comentó que el 25 de agosto próximo van a presentarle a los países del G7 los reportes de lo que se ha logrado en estos temas.

El 10 de diciembre último, cuando recibió el Nobel de Paz en la capital noruega, Mukwege recordó cómo en 1996, cuando la guerra llegó a la República Democrática del Congo, hombres armados ingresaron al hospital donde él trabajaba y dieron muerte a más de 30 enfermos.

“Yo no podía imaginar que aquello no era más que el comienzo”, dijo.

También recordó cómo niñas que no llegaban a los dos años fueron violadas. “Cuando alcanzamos la cifra de 48 víctimas (menores de edad), estábamos desesperados. Con otros defensores de los derechos humanos, alertamos al tribunal militar. Finalmente, estas violaciones fueron perseguidas judicialmente y juzgadas como crímenes contra la humanidad. Las violaciones de bebés en Kavumu cesaron, lo mismo que las llamadas al hospital de Panzi. Pero el futuro psicológico, sexual y genésico de estos bebés ha quedado hipotecado”, observó.

Fueron tantos los horrores que les tocó ver a Mukwege y a sus colegas que constantemente repetían: “Dios mío, decidnos que lo que vemos no es verdad. Decidnos que se trata de un mal sueño. Decidnos que al despertar todo irá bien. Pero no se trataba de un mal sueño. Era la realidad”.

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