El presidente Iván Duque cumplió un año en el poder, y por esta época se hacen los balances de ese año de gestión, para el caso del departamento de Casanare han sido más los anuncios que los hechos concretos de inversiones, a pesar de ser supuestamente el “presidente amigo de Casanare” por ser del Centro Democrático, al igual que el gobernador y dos de los tres congresistas del departamento.
El único hecho palpable del gobierno Duque en este primer año fue la sanción presidencial de la Ley que permite la transformación de Unitrópico en universidad pública, pero no hay por ahora compromiso escrito de cuánto van a ser los aportes de recursos económicos para su funcionamiento, como tampoco se han notado los presuntos cincuenta mil millones de pesos que anunció para ser invertidos en la vía del Cusiana, que por cierto se acordaron de esa vía por el cierre de la vía a Villavicencio, también se dio el anuncio de la inversión de recursos del orden nacional para la construcción de la barrera de protección del río Cravo Sur a su paso por Yopal.
Pero tal vez el anuncio más significativo y que quedó estampado en el plan nacional de desarrollo, tiene que ver con el presupuesto anunciado para invertir en Casanare, los cuales superan los 24 billones de pesos, pero se les olvidó aclarar que de esos recursos cerca de 18 billones son inversiones privadas del sector de hidrocarburos, los cuales no van a ser invertidos en acueductos o en educación, sino en exploración y explotación petrolera.
Es decir, que el balance para Casanare del primer año de gobierno del presidente Duque es muy pobre, al punto de que esas inversiones no se perciben, pero lo que si podemos medir es el aumento de la inseguridad en el departamento, especialmente en su capital Yopal, a pesar de que la bandera del partido de gobierno nacional “es la seguridad democrática”, esa nos ha sido esquiva.
Pero lo que más preocupa al departamento es la posibilidad alta de que en las elecciones de octubre, el partido de gobierno no gane la gobernación, sino por el contrario, asuma un gobernador que no sea de la misma línea del presidente, ya que si con un gobierno amigo poco o nada ha hecho por el departamento, peor va a ser con un gobernador no amigo. Esperaremos a ver qué pasa y que no vaya a ser cierto el adagio popular de las abuelas que dice: en el desayuno se sabe cómo va a ser el almuerzo”.
