Con el impulso a los Planes de Compensación Forestal, se inicia en Colombia el programa de Compensaciones Ambientales a través del cual las empresas retribuirán las obras o actividades que impactan de manera directa los ecosistemas, mediante acciones de conservación de la biodiversidad mientras aportan a la planificación y desarrollo ambiental adecuado de los diferentes proyectos.
“Las compensaciones ambientales se realizan en el marco de proyectos que requieren licencia ambiental o permisos de aprovechamiento forestal único de bosque natural, a través de diversas acciones como la implementación de Bancos de Hábitat, el apoyo a los Bosques de Paz, la contribución a esquemas de Pagos por Servicios Ambientales e incluso el apoyo a la consolidación de Áreas Protegidas del SINAP por medio de acciones de preservación, restauración y uso sostenible de los recursos naturales”, explicó el ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo.
Ejemplo de ello es el inicio del programa de Compensaciones Ambientales más grande del país, hasta este momento, con la inversión de 57.000 millones de pesos de la empresa Drummond en la subcuenca del arroyo San Antonio, en jurisdicción de los municipios de La Jagua de Ibirico y Chiriguaná, en el departamento del Cesar.
“Estos Planes de Compensación Forestal buscarán la restauración ecológica, rehabilitación y recuperación de áreas disturbadas, con una orientación multidimensional ecológica, social, política, económica y ética, buscando integrar las poblaciones humanas a los proyectos de restauración, y contribuir a mejorar sus condiciones con programas que impulsamos las Corporaciones Autónomas Regionales en el país como Bosques de Paz y Pago por Servicios Ambientales”, explicó Kaleb Villalobos, director de Corpocesar.
Según la doctora Claudia Victoria González, directora de la ANLA, “estos planes proyectan restaurar y rehabilitar alrededor de 2700 hectáreas que habían sido deterioradas y conservar zonas naturales presentes en la región”.
Lo anterior, mediante la implementación de estrategias de restauración pasiva como aislamiento y compra de predios; así mismo estrategias de restauración activa como núcleos de colonización simple, núcleos de colonización con nodriza, estímulo a dispersores y polinizadores, sistemas agroforestales, sistemas silvopastoriles, franjas conectoras, cercas vivas, actividades para la conservación de fauna, enfocándose en el Paujil piquiazul (Crax alberti) y acuerdos de conservación con protectores ambientales de los relictos de bosque natural.
Con la implementación de estos planes se busca el desarrollo sostenible para cerca de 232 familias en 14 veredas de la región, y la conectividad ecosistémica de la región.
Se estima que el impacto total del proyecto alcance la recuperación, restauración y conservación de cerca de 5600 hectáreas, con una vinculación total de 500 familias
En este caso, el Plan de Compensación Forestal estará orientado a la gestión integral del agua, a la conservación de la biodiversidad para el desarrollo sostenible de las comunidades beneficiarias y a la educación ambiental de las comunidades rurales afectadas por el conflicto interno.
Lo mismo ocurre con la reciente firma del acuerdo de compraventa de certificados de carbono del portafolio comunitario REDD+ entre 20 comunidades étnicas del Pacífico, representadas por Fondo Acción, y la empresa minera PRODECO, que reconoce a las comunidades el valor económico de las reducciones de emisiones de carbono a la atmósfera, logradas como resultado de la disminución de la deforestación y la degradación forestal en proyectos debidamente validados.
Esto contribuye al mismo tiempo a reducir las emisiones globales de CO2 e impulsar el desarrollo socioeconómico y sostenible en las comunidades y beneficia a las empresas que opten por esta opción, ya que los créditos se negocian a un valor menor al costo del pago del impuesto, generando así un margen y un incentivo para las mismas.
El impacto en cifras de este proyecto puede resumirse en 10 mil familias beneficiadas directamente, pertenecientes a 20 comunidades étnicas con títulos colectivos en la región Pacífico, 700 mil hectáreas de bosque nativo conservadas y alrededor de 2 millones de toneladas de carbono no emitidas a la atmósfera anualmente.