Desde que el mal llamado terminal de transporte de Yopal pasó a ser administrado por la entonces recién creada empresa Ceiba, empezaron los problemas para viajeros y trabajadores del lugar, ello debido a que allí armaron un contubernio entre públicos y privados para desangrar el lugar (mediante contrato disfrazado), sin que nadie hasta ese entonces pudiera hacer algo para evitarlo. Se volvieron comunes los escándalos, las suplantaciones de facturas, la evasión de impuestos, los cobros indebidos y las peleas entre los trabajadores de las empresas de transporte por la captación de los viajeros.
El último episodio de esta novela se vivió el pasado martes en la noche, cuando varios empleados de dos de las empresas que prestan sus servicios en el paradero se fueron a los golpes por lograr que los viajeros usaran sus buses; hombres y mujeres se vieron involucrados en un bochornoso espectáculo de golpes, gritos, improperios, sillas voladoras, entre otros, sin que las autoridades se hubiesen dado por enteradas, y eso, que en dicho terminal funcionan las oficinas del despacho del secretario de tránsito, quien funge como administrador provisional del inmueble y la sede de la Policía de carreteras seccional Casanare.
Una de las preocupaciones más fuertes derivadas de esta trifulca, tiene que ver con que una de las empresas involucradas en la pelea (Coflonorte – Libertadores) acaba de ganar el 50% del contrato de transporte escolar en el municipio de Yopal, es decir, transportaran a los estudiantes de las instituciones educativas públicas a cargo de la alcaldía municipal, esto permite hacer varias preguntas ¿será que los trabajadores de dicha empresa trasladaran sus peleas a las vías de la ciudad?, ¿se pelearan con los trabajadores de la otra empresa que ganó la licitación (Transmor) por querer recoger más estudiantes en las vías para llevarlos a los colegios?.
Se espera que el alcalde Leonardo Puentes, tome ¡por fin! de una vez por todas una decisión de fondo con relación a este problema, al cual se suma un ingrediente aún más delicado, que tiene que ver con el poco o nulo trabajo que realiza la Policía de carreteras en el departamento, ya que, según documentos del Ministerio de transporte, una de las empresas que opera desde Yopal, no tiene autorización de enviar buses con pasajeros en la ruta Yopal – Villavicencio, cada hora, pero a pesar de ello, los envían confiados (¿seguros?) en que la Policía de carreteras no los va a requerir en las vías. Ante esta posible omisión, asaltan también una serie de preguntas al respecto, ¿si llegase a ocurrir un accidente de uno de estos buses, quién responde?, ¿la Policía?, ¿el municipio?, ¿la Policía de carreteras si está cumpliendo su misión de vigilar el cumplimiento de rutas y horarios de las empresas de transporte intermunicipales?, ¿quién manda en el paradero de buses de Yopal?.
Finalmente señor alcalde, ¿es cierto que ya esta listo el cuantioso informe sobre la viabilidad de Ceiba? (lo que podría dar luces a una pronta solución), asimismo ¿es cierto que ya está negociado el nuevo terminal con una cooperativa de la cual hace parte una de las empresas que se vio involucrada en la pelea del martes?, ¿aún sigue defendiendo el eslogan de que #Yopal no se vende?.
La solución a toda esta problemática está en las leyes, pero las autoridades municipales no han querido (¿podido?) aplicar de manera estricta estas soluciones, denotándose en ello improvisación y falta de criterio y/o conocimiento de la función pública por parte de los responsables de la administración.
Hace mucho tiempo Yopal desea y merece un terminal de transporte digno de una ciudad en crecimiento, y al parecer esta administración tampoco fue capaz de cumplirle a los yopaleños ese noble deseo.